Estamos de acuerdo que el Coronavirus (Covid-19) es una pandemia que está causando una emergencia sanitaria a nivel global sin precedentes en el primer mundo, tenemos que remontarnos al siglo pasado para encontrar situaciones comparables a la que ahora mismo estamos viviendo.
Aún así, no hay que perder la esperanza y hay que ver la nota positiva, por minúscula que esta sea, ante todos los perjuicios a niveles humano y económico que está causando. Y es que la irrupción del Coronavirus ha representado un descenso muy importante en las emisiones de CO2 a nivel global, en gran parte debido a la reducción de más de un 25 % de gases de efecto invernadero de China que equivale a una reducción en el ámbito mundial de entre el 6 y el 7% de las emisiones de todo el mundo debido a la reducción del uso de combustibles fósiles como el carbón, producción de la cual este país depende en gran medida.
A nivel local, también el parón económico tiene efectos beneficiosos para el medio ambiente ya que menos gente yendo a trabajar, menos chimeneas escupiendo partículas contaminantes, menos personas desplazándose a centros comerciales, la disminución drástica del tráfico rodado y un parón generalizado del turismo significan también menos contaminación. No solo bajan los niveles de CO2, sino también los de NO2 (dióxido de nitrogeno) y PM2.5 (materia particulada, comúnmente conocida como partículas en suspensión).
Algunos datos en la ciudad de Barcelona
El lunes 16 a las 10 horas de la mañana, las estaciones de Gràcia y el Eixample (las dos que habitualmente registran unos valores más altos), que habitualmente registran valores de alrededor de 60 microgramos de dióxido de nitrógeno por metro cúbico, se quedaron en 30 microgramos. Según datos de la Generalitat, entre lunes y miércoles, las concentraciones de dióxido de nitrógeno (NO2) descendieron de un 50%
Aún es temprano para evaluar el impacto indirecto del Coronavirus sobre el cambio climático, no se podrán obtener datos fidedignos hasta que no se tenga controlada la pandemia o, como mínimo, hasta que el balance entre altas y bajas médicas se estabilice. Esperemos que esta crisis mundial nos enseñe una lección sobre hábitos sostenibles que sigamos aplicando pasada esta difícil etapa y no se convierta en un simple oasis temporal en medio del desierto, literal y figurado, que representa la emergencia climática.